viernes, 4 de julio de 2008

Una Noche en la Ópera (A night at the Opera)

Una noche en la Ópera (1935)

El extravagante agente musical Otis B. Driftwood (Groucho Marx) se embarca en el trasatlántico "S.S. Americus" con destino a Nueva York junto a su potentada conocida Sra. Claypool (Margaret Drumond) y el vanidoso tenor Lasparri al que desean contratar para varias representaciones. Junto a ellos viajan también el buscavida Florentino (Chico) y Tomás (Harpo) como asistente de Lasparri. Tras una serie de locas peripecias a bordo del transatlántico, los tres se verán abocados a apoyar la carrera artística de los coristas Ricardo y Rosa, a los que intentarán promocionar como cantantes de ópera.

He de confesarlo, que soy y seré siempre un “Marxista” y seguidor entusiasta de los geniales hermanos que marcaron una época con su humor irreverente, absurdo, y demoledor. Aunque “Una noche en la Ópera” no se considera su película más divertida -mérito que suele atribuirse a la hilarante “Sopa de Ganso” (Duck Soup)- sí que está considerada como la película que marcó el cenit artístico de los Marx asi como la que los encumbró como unos de los grandes maestros de la comedia de todos los tiempos.

Como suele ocurrir en estos casos, la historia que se esconde tras la película tiene bastante de peculiar. Los hermanos, después del fracaso comercial que supuso “Sopa de ganso” habían concluido su contrato con la Paramount y se encontraban sin trabajo, amén de en una delicada situación económica. No deja de resultar paradójico que fuera precisamente el hermano que no buscaba un nuevo contrato, Chico, el que lo encontrara sin proponérselo. El “espabilado” de los Marx era muy aficionado a los juegos de naipes, y solía jugar partidas con muchos personajes de Hollywood, a la mayoria de los cuales les debía dinero. Entre ellos, quiso la casualidad que se encontrara el productor Irving Thalberg, de la MGM. Thalberg se interesó por la situación contractual de los hermanos, a lo que Chico le contestó que estaban “entre contratos” (es decir, en paro). Thalberg no lo dudó y les ofreció un contrato con la Metro para producir cinco películas. Sin embargo, el productor quiso darle un nuevo enfoque a la carrera artística de los Marx. La idea de Thalberg era que había que reducir el número de “gags” en favor de pulir otros aspectos menos brillantes de los films anteriores de los Marx. Especialmente se trataba de manejar mayores presupuesto, mejorar los guiones incluyendo números musicales, y cuidar la ambientación y escenarios. Como el mismo Thalberg dijo se trataba de lograr: "Una película que provocara la mitad de las carcajadas que las de Paramount pero recaudara el doble".
Thalberg se puso a trabajar inmediatamente, y para elaborar el guión contrató a dos equipos de guionistas. Cuando el guión estuvo listo, en Abril de 1935, y dado que la Metro iba a hacer una gran inversión en este nuevo proyecto de los Marx, Thalberg exigió que habría que hacer una gira teatral previa, en la que se mostrarían los gags al público, para estudiar sus reacciones, y eliminar todos aquellos que no hicieran reir. Curiosamente, una de las escenas que no hizo gracia al público de las representaciones fue la famosa del camarote, lógicamente porque la escena no funcionaba del todo bien en el escenario teatral, pero los hermanos, con buen instinto, presionaron para conservarla en la versión cinematográfica, como finalmente se hizo.

Ni que decir tiene que la gira fue un gran éxito y se comprobó que la parte cómica de la futura película gustaba al público, por lo que el proyecto siguió adelante para dar lugar a una de las películas mas memorables de la historia del cine. Partiendo de un argumento medianamente creible, los Hermanos Marx dan rienda suelta a su ya legendario humor absurdo, corrosivo, anárquico y surrealista. Nunca la afilada lengua de Groucho estuvo tan ágil para burlarse de los formalismos burocráticos (la famosa escena de “la parte contratante…”) y las ínfulas de la alta sociedad (genialmente representadas por el personaje interpretado por Sig Rauman), a la vez que abrumaba a su interlocutor con frases lapidarias como: "Todo en ella me recuerda a usted, excepto Usted". Pero el ingenio de los diálogos no es el único recurso del que hacen gala los Marx en este film. Abunda también el recurso del humor visual y físico, en la mejor tradición de Búster Keaton. Así, por ejemplo, tenemos la ya mencionada y mítica escena del diminuto camarote lleno a reventar (literalmente) de gente, el grito a lo Tarzán de Groucho, o el caos que provocan los Marx saltando por las tramoyas en el memorable climax final en el teatro de la ópera de Nueva York.

Naturalmente, las interpretaciones de los Marx no serían lo mismo de no contar con el magnífico trabajo de los secundarios Margaret Drumond como la fornida dama de alta sociedad, victima habitual de los excesos verbales y físicos de los Marx, y el ya mencionado Sig Rauman, como contraparte “seria” del trio de hermanos, y siempre abrumado por estos.

En definitiva, aunque hay que reconocer que “Una noche en la Ópera” no es, desde el punto de vista cómico, la más lograda de los Marx, desde el punto de vista cinematográfico puede considerarse su mejor film. Esto se vió refrendado por un importante éxito en taquilla que devolvió a los hermanos toda su popularidad y revitalizó su carrera cinematográfica. Poco después, sin embargo, moriría Thalberg, y aunque los Marx procuraron repetir la fórmula en sus siguientes películas (Por ejemplo, con “Un día en las carreras”), la magía no fue la misma. Sin duda, “Una noche en la Ópera” marcó el cenit artísticos de los Marx, dejándonos algunas de sus escenas más recordadas y, como diria Groucho, “dos huevos duros”.

4 comentarios:

Major Reisman dijo...

Buenas

Felicitaciones por el nuevo blog. Ya lo he añadido a la lista de favoritos.

Pues coincido contigo en que es mejor que "Sopa de ganso". Para mi contiene los dos gags inmortales de los hermanos Marx y el relato tiene una mejor estructura. No conocía la anécdota sobre la escena del camarote, pero es realmente llamativa.

Un saludo

Von Kleist dijo...

Hola Reisman

Gracias por el comentario. La idea que tengo es ir haciendo comentarios que abarquen tanto el aspecto cinematográfico como el extra cinematográfico de aquellas películas que más me gustaron.

En cuanto a "Una noche en la Ópera", como dices contiene los dos gags mas recordados de los Marx, así como los diálogos más conocidos. Por cierto, sobre la escena del camarote hay otra anécdota. El guionista que la escribió, Al Boasberg, un hombre bastante orondo que solía pensar los chistes en la tranquilidad de su bañera, harto de las presiones del estudio para que terminara su parte del guión, le gastó una broma pesada a Thalberg.

Como se cuenta en un libro sobre anécdotas de cine:

"Acompañado por los tres Hermanos Marx, Thalberg acudió hasta allí. El despacho estaba abandonado y se pusieron a buscar por toda partes. No encontraron nada en el escritorio, ni en los cajones, ni en los archivadores, ni en la papelera. Suspirando, Groucho levantó los ojos y allí vio lo que Boasberg había prometido. El escritor había escrito una escena, cortado con tijeras los diálogos en pedazos de una frase, y los había clavado con tachuelas en el techo.

Nos costó cerca de cinco horas volver a recomponerlo –dijo Groucho-. Pero valía la pena, porque resultó ser el centro de una de las escenas más famosas que hemos hecho"

Ramón Monedero dijo...

Grandiosa, una de las indiscutibles películas de mi vida. Es cierto todo lo que dices respecto a lo que dijo Thalberg (¡qué genio, por cierto!), menos risas pero más recaudación. Thalber domesticó a los Marx, pero supo hacerlo y no les arrebató su esencial anarquía y surealismo.
Creo recordar que "Una noche en la ópera" fue la priemra película de los Marx que vi, casi me la impusó mi padre cuando era pequeño y no dejaba de incordíar por mi casa, me convenció, la vi, y me encantó.
Ahora, con 32 años la sigo disfrutando como el primer día. "La parte contratante" está en mi inducitible altar de grandes moemntos del cine, el camarote es un comentario muy recurrido en mi banal existencia, la reacción de Groucho cuando le traen la cuenta "¡vaya un abuso, yo de usted no lo pagaría!" la repito siempre que tengo oportunidad y desde entonces, soy un marxista convencido, pero un marxista de los buenos, no de Karl, sino de Groucho, Harpo y Chico. !Los más grandes!

Von Kleist dijo...

Buenas Ramon

Gracias por el comentario. Como apuntaba en la reseña, es indudable que Thalberg supo darle al humor corrosivo de los Marx la pátina formal que les faltaba a sus películas para llegar al gran público en general. Y vaya si lo consiguió.

Respecto a la escena que mencionas, estoy totalmente de acuerdo. Genial ese Groucho diciendole a su joven acompañante femenina "9 Dolares con 50, ¡esto es un abuso!". O ¿Me sigue vd.? "Si", "Pues deje de hacerlo o llamare a la policia".

Como usted, soy una marxista impenitente.

Saludos